La tía Julia

Anoche llamé a Venezuela y hablé con mi tía Julia. Hace dos dias cumplió 80 y pico. Está algo enferma y un poco triste ya que hace menos de un año murió una de sus hijas, de cáncer.

En realidad no es mi tía; ni siquiera estamos emparentadas, pero siempre nos ayudó más que nuestra propia familia.

Recuerdo su rostro siempre risueño [como que no pasara nada], lo mucho que me consintió (más que cualquiera de mis abuelas), la paz y la alegría que se respiraban en su precioso octavo piso de Caurimare, siempre lleno de detalles (ej: fotos!) de cariño hacia sus conocidos...tantas cosas y tan signficativas que prefiero no recordar.

En mi infancia solía juzgar a las personas primero por sus zapatos, después por sus ojos, pero existían otro tipo de clasificaciones, como las de parentesco, regularidad con la que veía a una determinada persona, etc...[siempre he sido una persona ordenada jeje] A tía Julia la encuadraba en la categoría de 'amigas especiales de mamá'[favor no malinterpretar, hablo en serio], esas que nos querían con un cariño diferente, eran como segundas madres, segundas abuelas. Gente simpática , alegre, sencilla, con un algo que los hacía especial.

Yo misma quedé sorprendida con la llamada de anoche: en tres minutos le conté mi vida y mis planes para el futuro...habló poco pero dijo mucho. Me sentí como una niña pequeña...creo que es la llamada más bonita que he tenido jamás.

Después de colgar estuve pensando en cuánto me encantaría volver y conversar con ella largo rato, contarle detalles, pedrile que me cuente otros....y por último recordé la frase que se cruzó por mi mente en el coche, al volver a casa, la última vez que la visité: 'seguro que nunca la vuelvo a ver'; frase que anoché dolió más que hace cinco años.