A vivir se aprende jugando

Se llaman W.I.T.C.H. y causan furor entre las más pequeñas. Pareciera que hubieran reinventado el cómic y me dá la impresion de que su mensaje está calando entre sus receptoras. Se trata de cinco niñas anoréxicas y brujas, entre lo tradicional y lo new age, a las que un consejo de brujos llaman para convertirse en brujas y les dan unos dobles que asistan al colegio en su lugar, mientras ellas hacen brujería y luchan contra alguna especie de demonios procedentes de otro mundo y cuyos poderes provienen de los elementos. En cada número horóscopos, amuletos y conjuros.(ej: Has hecho salir la magia que hay en ti y tu energía es semejante a la de las cinco W.I.T.C.H. Si crees en ello, consigues lo que quieres; si te esfuerzas, sucede lo que deseas; si te miras...te ves distinta. Te espera un año..¡de encantamiento! ¡Déjate embrujar! pág 77, nº13, febrero 2004)

Las niñas juegan a ser las W.I.T.C.H. No las culpo, yo también me metía en mis personajes...¡pero solo por unas horas!. No pasaba todo el día con el mismo tema ni seguía consejos de revistas, y en mis tiempos las revistas no traían conjuros. Ahora los hay hasta para aprobar un examen.

Conozco una niña de 9 años que por navidad pidió una bola de cristal, y mi hermanita, de 10 años, me cuenta horrorizada que sus amigos querían que jugara con ellos a la Ouija en un recreo (juego que, por cierto, se vende bajo la etiqueta de ''juegos educativos''). Realmente los juegos han cambiado mucho, sobretodo tras la reciente y acelerada invasión de magos y brujas en el panorama infantil. No hace mucho eso de las cartas, la ouija y las invocaciones no estaban bien vistas (o las jugaba gente de determinada edad). Sin embargo, creo que hay de todo y que no es lo mismo Sabrina, cosas de brujas que Embrujadas; ni por asomo. La primera es cómica e inofensiva mientras las segundas son tenebrosas y retorcidas.

En mi opinión estas cosas son las que manipulan las mentes de los niños, quizás se esté preprarando una generación de ocultistas..ojalá los padres estén alerta y miren por la libertad de sus hijos. Aunque siempre habrá quien no se dé cuenta o quien no le importe. Espero que tengan presente el título de este post, que no es una invención mía sino una realidad psicológica.